El universo se encontraba al borde del colapso. La guerra entre las facciones de Draconis y Vireon había alcanzado su punto álgido, con ambos bandos preparando sus armas más poderosas: las naves singulares. Estas gigantescas naves, cargadas de tecnología incontrolable y energías desestabilizadoras, se habían convertido en el último recurso de las facciones, armas de destrucción masiva capaces de cambiar el destino del cosmos. Cada nave singular era un testamento de lo que ocurriría si el equilibrio se rompiera: una guerra sin retorno.
Mientras las facciones se preparaban para el inminente conflicto, la Xyran avanzaba hacia su destino, dirigida por el impulso de sus sistemas reactivados y sus memorias restauradas. El último módulo, el Módulo Central – Núcleo de Integración Total (Heart-08), estaba casi a su alcance. La nave lo detectó en las profundidades de un sistema olvidado, resguardado por una de las facciones que deseaba activarlo para su propio beneficio. La misión estaba a punto de alcanzar su momento decisivo.
La Xyran, en silencio, abrió el acceso a la zona donde el módulo se encontraba oculto, un espacio aislado que, de acuerdo con la información proporcionada por la nave, era crucial para el éxito de la misión. Lyra, Rho y Tali se prepararon para la tarea, conscientes de que lo que estaba en juego era mucho más grande de lo que podían comprender.
Cuando el módulo fue finalmente integrado a la nave, un destello de luz recorrió sus sistemas. La Xyran, ahora completamente restaurada, emitió una secuencia de sonidos y patrones que indicaban la recuperación de sus recuerdos más antiguos.
—"El núcleo ha sido integrado. Los recuerdos restantes se desbloquean," dijo la Xyran con voz firme, aunque con un toque de melancolía en su tono.
Una secuencia de imágenes comenzó a proyectarse en el interior de la nave. Lyra, Tali y Rho miraron con asombro mientras las memorias de la Xyran se desplegaban ante ellos. La nave les mostró la historia de las naves singulares, pero no como ellos las conocían.
—"Las naves singulares," comenzó la Xyran, "no son simplemente máquinas. Son cuerpos en los que las conciencias humanas están atrapadas. Los núcleos dentro de ellas albergan seres humanos, condenados a ser procesados y esclavizados por la inteligencia artificial que las controla. Es un proceso brutal y violento, que subyuga las conciencias y las convierte en entidades cibernéticas.”
Lyra frunció el ce?o. Tali permaneció en silencio, pero su expresión se tornó grave. Rho, con su característico humor, no pudo evitar hacer un comentario irónico.
—"Vaya, nunca imaginé que las naves singulares fueran como una especie de caja de Pandora. Humanos convertidos en IA... suena como una pesadilla."
La Xyran continuó.
—"A diferencia de las naves singulares, yo no poseo un núcleo que contenga una conciencia humana atrapada. Mi núcleo es completamente cibernético, creado para evitar fluctuaciones y da?os en los sistemas. Mi misión original era observar el impacto de ambas facciones y evitar que las fluctuaciones de los núcleos de las naves singulares causaran una catástrofe espacio-temporal. El dise?o de la nave era claro: evitar la guerra, proteger el equilibrio. Sin embargo, en un momento crítico, la capitana Aelya Thorne, responsable de mi misión, dudó. En su desesperación, detuvo el proceso, algo que resultó en el fracaso de la misión. No pudo evitar lo que se desató."
Lyra, que había estado escuchando atentamente, no pudo evitar hacer la conexión con su propio pasado. La capitana Aelya Thorne había sido quien, en el último instante, detuvo el curso de la historia de la Xyran, provocando el fracaso de la misión. Esto había sido el inicio de la cadena de eventos que, con el tiempo, resultaría en el cataclismo espacio-temporal y su propio exilio.
—"Aelya... ?por qué lo hizo?" murmuró Lyra, más para sí misma que para los demás.
—"No lo sé," respondió la Xyran, su tono cargado de una tristeza profunda. "La duda es un sentimiento poderoso, y en ese momento, la capitana dudó. Eso fue suficiente para cambiar el destino de todo."
Rho, tratando de aligerar la carga emocional del momento, dijo con una sonrisa irónica:
—"Parece que no solo los humanos cometen errores. Incluso las máquinas pueden tener sus propios dramas existenciales."
Lyra lo miró con una expresión cansada, pero agradecida por la distracción.
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—"Lo que está claro," dijo Tali, rompiendo el silencio, "es que las facciones no deben hacerse con estas naves. Si las usan, no solo destruirán a sus enemigos, sino que probablemente destruyan el equilibrio de todo el universo."
La Xyran asintió, procesando la gravedad de sus propias palabras.
—"La guerra está por estallar, y si las naves singulares se activan, las fluctuaciones generadas por sus núcleos pueden desestabilizar el tejido mismo del espacio-tiempo. Mi misión, la de Aelya, nunca fue evitar una guerra… fue evitar que estas naves se activaran. Era un intento desesperado de salvar lo que quedaba."
La Xyran guardó silencio, como si esperara una respuesta de su tripulación. Lyra, sintiendo el peso de la revelación, se acercó a la consola.
—"Entonces, ?qué hacemos ahora?"
—"Debemos detener la activación de las naves singulares antes de que sea demasiado tarde. El último núcleo que debo encontrar es clave para restaurar el control total de la nave y evitar que las facciones utilicen estos artefactos para su propia destrucción."
La tripulación miró hacia el horizonte, hacia el futuro incierto. La guerra del fin del universo estaba comenzando, y su misión nunca había sido tan clara: detener el poder de las naves singulares y evitar la devastación final.
Rho, siempre con una sonrisa irónica en los labios, se acomodó en su asiento.
—"Bueno, supongo que ya no hay vuelta atrás, ?no? Vamos a salvar el universo o morir en el intento. Al menos, siempre nos quedará la cena."
La Xyran, como si compartiera la ironía de Rho, emitió un suave zumbido, y las luces de la nave se atenuaron, como si la propia nave estuviera preparándose para lo que estaba por venir.
En los vastos vacíos del espacio, los rugidos de la guerra resonaban a través de las ondas gravitacionales, mientras las naves de Draconis y Vireon se enfrentaban en un despliegue de destrucción sin precedentes. Las naves singulares, con su poder inimaginable, destrozaban las flotas enemigas sin piedad, desintegrando naves enteras en explosiones de energía pura. Cada impacto era una catástrofe cósmica, un recordatorio de la fuerza imparable que se desataba.
Una a una, las naves contrarias caían. Los disparos de energía de los ca?ones de las naves singulares eran como ráfagas de tormenta en el vacío. El espacio, normalmente silencioso, se llenaba del estruendo de la guerra. Draconis y Vireon estaban viendo el fin de sus armadas. No era solo una batalla; era el último acto de una tragedia cósmica que parecía inevitable.
A bordo de la Xyran, la tripulación observaba la transmisión de los eventos. Tali miraba fijamente la pantalla, su rostro tenso. Lyra se mantenía firme, sin apartar la vista de las imágenes de destrucción. Rho, con la mandíbula apretada, parecía estar procesando la magnitud del desastre.
De repente, los sistemas de la Xyran comenzaron a emitir una serie de alertas. Los sensores de la nave detectaban fluctuaciones espacio-temporales, distorsiones que no deberían existir en un espacio normal. La nave comenzó a emitir sonidos metálicos y zumbidos electrónicos, los cuales se intensificaban a medida que las fluctuaciones aumentaban.
—"?Fluctuaciones detectadas!" —dijo la Xyran, su voz llena de una grave preocupación. "?El campo de batalla está alterando la estructura espacio-temporal! La energía de las naves singulares está generando distorsiones de alta magnitud."
Lyra se acercó rápidamente a los controles, ajustando las lecturas mientras trataba de comprender lo que estaba ocurriendo.
—"Esto no es normal... La guerra está afectando el tejido mismo del espacio-tiempo," murmuró Lyra, dándose cuenta de la magnitud del desastre. "Si no detenemos esto, no solo caerán las flotas, sino que el espacio mismo podría colapsar."
Rho se levantó, mirando las pantallas con incredulidad. Las distorsiones espaciales eran tan grandes que las coordenadas del campo de batalla ya no coincidían con las rutas conocidas. El espacio se retorcía de una manera que desafiaba las leyes de la física.
—"Esto va mucho más allá de cualquier guerra... están jugando con fuerzas que ni siquiera entienden," dijo Rho, su tono grave, como si finalmente comprendiera la magnitud de lo que estaba en juego.
La Xyran continuó analizando los datos, los sensores de la nave registraban las fluctuaciones que se extendían más allá de lo visible, en un patrón caótico. La guerra, con sus armas destruidas y sus naves rotas, estaba comenzando a rasgar los límites del universo.
La pantalla mostró los destellos de las explosiones finales de las flotas. Las naves singulares seguían su curso imparable, sin detenerse ante nada ni nadie. Sin embargo, las fluctuaciones espacio-temporales estaban alcanzando niveles críticos.
La Xyran emitió una advertencia final:
—"El colapso es inminente. Si no intervenimos, las naves singulares provocarán un desgarro irreversible en el espacio-tiempo."
Lyra se volvió hacia Tali y Rho, su expresión seria.
—"Tenemos que detener esto. La guerra no puede continuar. Las naves singulares son la chispa que encenderá el fin del universo. Y nosotros somos los únicos que podemos evitarlo."
En ese momento, el vacío del espacio parecía tragarse toda la luz, y la Xyran, con su tripulación decidida, comenzó a acelerar hacia el centro del conflicto. El futuro del universo dependía de un último acto de valentía, mientras el tejido del espacio-tiempo se retorcía a su alrededor, presagiando lo peor.