Un bosque en penumbra con solo la luz de la luna, un lugar tranquilo, pero una figura tenebrosa aparece. Tiene bordes negros, pero en el centro hay una imponente luz morada. Por curiosidad, el joven atraviesa la cortina de luz morada. De un segundo para otro, ve llamas y magma ardiente, y grita mientras su sangre se evapora y su piel arde en fuego.
El joven se levanta de repente con un grito de alarma. Ve sus manos mientras respira agitado.
—Solo fue un sue?o —se dice a sí mismo.
En las sombras se escuchan ruidos como patas palmeadas chocando contra un piso de madera.
—??Qué pasó?! —exclama un joven con aspecto de pato—. ?Un zombi, esqueleto o creeper?
—Una pesadilla —suspira—. El Nether otra vez.
—Por eso me tenías que despertar a las... —saca una figura redonda y dorada, la mira detenidamente—. ?A las tres de la ma?ana!
—Aprovechemos, salgamos a buscar recursos —el joven se pone un buzo rojo y se estira—. No queda le?a ni comida...
—?Qué problema!
—Vámonos.
Los dos jóvenes caminan hacia la puerta. Cuando la abren, esta chilla, y ellos bostezan mientras la luz de la luna golpea sus rostros. El viento sopla. El joven con aspecto de tigre dilata los ojos para ver mejor en la oscuridad, y una mariposa se posa en el pico del pato.
—?Una mariposa!
—Jerónimo, no te distraigas. Casi ha llegado el invierno y necesitamos la le?a.
—No te sulfures, encontraremos algo.
Mientras el joven estaba de mal humor, Jerónimo reía. A medida que caminaban, encontraban ovejas y una que otra ara?a todavía agresiva por la cercanía de la noche. Mientras más se hacía de día, más tranquilo se volvía el bosque.
—?Qué tanta durabilidad le queda a tu espada?
—Hm... —Jerónimo mira detenidamente y levanta la cabeza rápidamente—. Como la mitad.
—Lamentable.
Al seguir caminando, el bosque iba desapareciendo; solo quedaba la hierba anaranjada por la temporada. Habían llegado, y en el horizonte se asomaba una gran muralla con partes de color madera.
—Parece una base —dijo con emoción—. Pásame un catalejo.
—No tengo.
—?De verdad? —preguntó frustrado Jerónimo.
—No —respondió triste—. Pero me quedó amatista.
—Préstamelo.
Jerónimo colocó una mesa y, encima, un mantel de cuero. Agarró la amatista y, con un martillo, le dio forma circular. Luego trabajó el cobre para hacer un rollo con el martillo sobre la mesa y lo unió con unos cuantos golpes.
—?Listo! —gritó emocionado.
—Todavía te sale.
—Es un poco difícil, pero... —Se quedó pensativo un momento—. ?Libro de recetas!
—?Libro de recetas?
—Sí, "XD".
Jerónimo agarra el catalejo y sonríe.
—Una aldea.
—A ver —le quitó rápidamente el catalejo y lo usó.
—?Ves?
—Sí, pero tiene una muralla.
—?Y eso qué?
Caminaron un poco más, pero pronto fueron atacados por ara?as y esqueletos. El joven con abrigo rojo agarró un hacha y esquivó un salto de una ara?a. Le sostuvo una pata mientras varias flechas hirieron la espalda de la criatura, que bufó de dolor. Entonces, el joven cortó a la ara?a por la mitad. Jerónimo, con una espada de hierro, atacó la cabeza de un esqueleto, cuyo cráneo se rompió, dejando de luchar.
—?Jerónimo, hay que huir! —gritó mientras luchaba con un zombi—. ?Hay demasiados!
Los dos se echaron a correr. Jerónimo bloqueó un par de flechas con una espada que, de no ser por él, habrían alcanzado al joven de abrigo rojo.
—Me debes una —dijo mientras trotaba.
Tras unos minutos de correr, y mientras el sol se alzaba en el horizonte, vieron la muralla tras una colina.
—Casi llegamos —dijo el joven mientras jadeaba.
—Sí —respondió Jerónimo.
—Oye, ?me “crafteas” una nueva hacha de piedra?
—?Qué le pasó a la que tienes?
—Se está acabando.
—Ok.
Jerónimo colocó la mesa, puso tres piedras y dos palos, los unió y sacó un hacha. Se la entregó al joven tigre, quien la sostuvo.
—Oye, mira, ahí está el castillo —dijo mientras lo se?alaba.
—Oye, mira, ahí está el castillo —dijo mientras lo se?alaba.
—?El de al lado de la casa?
—Sí.
—Tiene una gran muralla.
—Y tú dijiste que no importa.
—El amanecer está bien “chévere”.
—Concuerdo, mi estimado —dijo, subiendo las cejas e intentando hacer una expresión elegante.
—Je, je, je.
Bajaron la colina y subieron otra. Tocaron la puerta, pero nadie respondió. Después de varios minutos, volvieron a tocar, y la puerta comenzó a moverse lentamente. Luego vieron a diez aldeanos empujando cada puerta.
—?Hola? —dijo el tigre.
Los aldeanos los miraron por encima del hombro y les preguntaron para qué querían entrar, y los ni?os les explicaron que necesitaban provisiones de invierno.
—Necesitarán darnos 10 esmeraldas como impuesto.
—??En serio!? —gritaron los ni?os en coro.
—Sí, si no las tienen no podrán entrar.
—?Hay un descuento para menores de 11 a?os? —preguntó el pato.
Los aldeanos guardias rieron un largo rato, pero después se calmaron.
—Seis esmeraldas para menores de 11 a?os.
El pato pagó y entraron a la ciudadela amurallada, fueron a una panadería y Luego compraron leche templada al ganadero y comieron en una cafetería. Cuando amaneció totalmente fueron a comprar provisiones.
—?Qué compramos primero? —Pregunta Jerónimo.
—?Qué tal frutas y granos?
—?ósea también los cereales?
—Sí, sobre todo trigo y maíz —respondió el joven con pelaje dorado —. Y sus semillas para adelantarnos a las compras de primavera, también compremos levadura.
—Para qué.
—No te parece que el pan con solo trigo en la mesa de crafteo es muy duro
—?Sí?
—Para eso está la levadura y el azúcar, pero de azúcar tenemos tres pilas.
Los jóvenes fueron a una tienda y compraron seis pilas de granos con cereales y tres de frutas.
—serán 19 pilas y 40 ítems sueltos de esmeralda —dijo la aldeana
—“Bro” haz el cálculo —dijo el joven con aspecto de tigre.
—serían —Jerónimo se quedó pensando con la mano en la barbilla durante 3 segundos—. ?Mil doscientos cincuenta y seis!—?Cuántas esmeraldas tienes?
—novecientos cuarenta y dos —respondió nervioso. —?Tienes más?
—tengo trescientos trece.
—Falta una esmeralda
—Y bien —dijo la aldeana.
—Mira —dijo Jerónimo. —Qué te parecen cuatro calabazas y 1256 esmeraldas.
—Está bien —respondió la aldeana.
Le dieron las esmeraldas, metieron todo en sacos y se fueron de ese lugar. Siguieron caminando hasta ver un local con un marco que mostraba un arco.
—?Bro mira eso! —gritó Jerónimo.
—Debe de ser un flechero, intercambiemos con él.
Los jóvenes fueron corriendo a la tienda mientras sonríen, entraron y estaba un aldeano tallando un arco.
—Buenos días —saludo el aldeano mientras le colocaba la cuerda al arco.
—“Olo” —dijo Jerónimo.
—Hola —saludo el joven con ropa rojiza.
—Que necesitan.
—Cuantos palos —dijo de forma sospechosa. —Necesitas veinte esmeraldas.
—Diez pilas
—?Está bien, tienes brotes de pino?
—cuatro y polvo suficiente.
—Chao —dijo Jerónimo.
Los jóvenes guardaron sus provisiones en unos cofres comunitarios y se fueron caminando vieron casas y varios negocios, al salir subieron en la primera colina que vieron.
—?Bueno, te acuerdas del truco de el del pelo puntiagudo que tiene un amigo fan de las pinturas que se venden por internet?
—Sí, ?por?
—Bueno él tiene un truco para la madera de árboles altos esos de doble tronco.
—?Cuál?
—hacerlo como si fueran escaleras —Jerónimo sonrió. —Dame un hacha.
—Bueno, ?de qué material?
—Hierro, pero tenemos muy poco…
—Bro es pa’ el almuerzo.
—Bueno.
El saco la mesa de trabajo y unió dos palos y le dio forma a tres lingotes los juntó después sonrió y tiró el hacha Jerónimo se asustó y quedó clavada en el árbol.
—??En serio!?
—Te di el hacha.
—Bueno, eso es verdad.
—El truco es este.
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Rompió un espacio de dos bloques y fue subiendo hasta la copa.
—Sube.
—Para ver
Subió por cada bloque como si fuese una escalera de caracol cuando llegó bastante alto tomó una pastilla y le salió una cola para mientras salía humo y la uso para mantener el equilibrio, y llegó a la copa mientras se quitaba unas hojas.
—?Dios, está altísimo!
—Si “XD” —dijo Jerónimo. —Ahora toca romper la parte de la escalera de arriba mientras vas bajando hasta que llegas al suelo y luego lo reinicias hasta tener madera suficiente.
—Dale.
él fue bajando mientras rompía cada madera.
—Listo.
—Ahora repítelo varias veces.
Los jóvenes pasaron todo el día rompiendo y colocando bloques, creando nuevas hachas y yendo a buscar hierro y buscando esqueletos en las minas.
—Es de noche, regresemos a la aldea.
—Está bien, regresemos —dijo Jerónimo.
Mientras caminaban y veían las luces de la aldea a un par de ara?as los atacaron una se abalanzó ante ellos, el pato bloqueo su ataque y el tigre estrelló su espada contra el escudo de su compa?ero mientras la ara?a que estaba el escudo rugía de furia hasta que dejó de moverse.
—Gracias bro, pero tenemos que llegar a la aldea, es peligroso —dijo mientras rebanaba una ara?a en pleno salto.
—?Corramos a la aldea!
Mientras los jóvenes corrían, el esqueleto les disparaban mientras los zombis corren detrás de ellos y la noche se vuelve más oscura, un esqueleto le dio al joven con ropa roja en el hombro, pierna y otra atravesando la espalda hasta llegar al abdomen y la última peligrosamente cerca en el pecho, jerónimo bloqueo otra lluvia de flechas y ayudó a su amigo a llegar a la aldea.
—Ya casi llegamos, resiste.
—Duele.
Cuando ellos llegaron a la puerta Jerónimo la golpeo varias veces con desesperacion.
—?Abran la puerta! —grito Jerónimo. —Por favor…
Los aldeanos abrieron la puerta y metieron a los chicos a la aldea y cerraron la puerta mientras sonaban las flechas en las gruesas puertas.
—Donde está el clérigo —dijo jerónimo.
—Al lado del castillo. —dijo un aldeano.
El pato lo llevo a la torre del clérigo, tiro esmeraldas al aldeano y agarro una poción de curación, mientras el tigre respiraba cada vez menos, se la lanzó, después de unos segundos empezó a respirar mejor, saco algunos objetos, coloco unas varas flamantes como combustible y con algunos ingredientes creo una poción, la puso a un lado y quito las flechas mientras chorros de sangre salían de su cuerpo y cuando le arrojo la poción, los agujeros de las flechas se cerraron.
—Listo ya no morirá.
—Hola, “sip” ya estoy bien.
—Vamos a cambiar los palitos por esmeraldas.
Ellos fueron caminando, intercambiaron los palitos y vieron una tienda con letras y caracteres raros, entraron y fueron a un aldeano con un tono de piel diferente y ojos casi cerrados.
—Hola, ?tienen comida?
—Dulce o plato —dijo el aldeano con acento diferente.
—Dulce —dijo Jerónimo
—Sí, nosotros tener comida, dulce de arroz dulce, llamar mochi y otro llamar dango, tres esmeraldas cada uno.
Ellos dieron las esmeraldas y el aldeano entrego los dulces.
—Gracias —dijo el tigre.
—Vámonos.
Todos los chicos fueron caminaron un rato por la aldea y vieron a unos aldeanos juveniles susurrando y escucharon “?ellos saben del laboratorio de la fuente?”.
—?Perdonen, qué laboratorio? —dijo el joven con ropa rojiza.
—Nada, olvídalo.
—Bueno.
—Vámonos —dijo jerónimo, después de alejarse un par de metros pregunto. —?Vamos a la fuente?
—Dale.
—“XD”.
Los chicos fueron trotando vieron muchas tiendas y viviendas de la gran aldea hasta llegar a la fuente y Jerónimo se puso a tocar cada parte de la fuente.
—Bro que haces.
—Buscando botones para entrar.
—Pues parece que no hay —dijo el tigre burlonamente.
—Minemos hacia abajo —dijo Jerónimo muy seriamente.
—?Qué?
—En la parte del reino donde experimentan con la "bedrock", suelen aparecer las fortalezas de la última Resistencia... esas que tienen el portal que descubrieron el a?o pasado.
—Tiene sentido, minamos hacía bajo y de pronto encontremos un portal para llevarnos sus riquezas, tiene sentido.
Los jóvenes agarraron sus picos y rompieron varios metros mientras recogían la piedra hasta llegar a metal, a pesar de los ruidos los jóvenes siguieron rompiendo con el pico hasta que cayeron 4 metros el pato tiró una cubeta de agua que freno su caída.
—ma?ana me ense?as a hacer eso.
—Bueno —dijo el joven después de recoger el agua en su cubeta.
Estaban en unos pasillos con techo de cobre cortado en el techo, hormigón en las paredes y piedra lisa en el piso con luces apagadas en una pared, olor metálico y sonido de motor.
—Tú que tienes mejor vista en la oscuridad, que ves —Pregunto Jerónimo.
—Pasillos como si fuese una instalación científica o algo así.
—?Será alguna estructura hecha por los humanos antiguos?
—No creo, las paredes están hechas de hormigón, y nunca se ha visto hormigón en construcciones de humanos antiguos —dijo el tigre pensativo. —Al menos de este lado del planeta.
—Es verdad —dijo el pato y luego se apoyó en una pared, y se escuchó el sonido de un mecanismo activándose. —?Dios! — grito el joven después de escuchar el sonido.
De la nada todas las luces se encendieron de golpe en ese momento, el joven con ropa roja gritó y se tapó los ojos, después de unos segundos el joven abrió los ojos con dificultad.
—Me duele cuando la luz sé se enciende de repente —dijo mientras parpadeaba. —por lo de los ojos sensibles.
—Bueno, es justo como dijist… —Jerónimo se quedó callado después de que se escucharan unos pasos totalmente coordinados y armas recargándose.
—“Kalachito”, no estamos solos, ?Trajiste tu cuchilla? —preguntó el joven con ropa rojiza.
—Sí, tienes la katana —dijo Jerónimo después de colocarse un mecanismo en el antebrazo y con un movimiento.
—Sí, prepárate —dijo él mientras se amarraba un cinturón y lo unió con una katana.
De repente las luces se apagaron de entre las sombras de los pasillos, comenzaron a aparecer figuras. Eran soldados altos, de con chalecos antibalas y armas de fuego. Cada paso retumbaba en el suelo como si fueran martillos golpeando la piedra.
—“Bro”... ?No son aldeanos! —dijo el joven tigre mientras desenfundaba su katana.
Mientras los jóvenes se preparaban, los ecos de los pasos resonaban más cerca. El joven con pelaje dorado estrechó los ojos al ver a los soldados armados. La tensión en el aire era palpable, como si todo el espacio se hubiera detenido, aguardando el momento en que las sombras se materializaran completamente.
—?Jerónimo, tienes algún plan? —preguntó el tigre, sus dedos rozando la empu?adura de su katana, listo para actuar.
—A pelear —dijo Jerónimo con una sonrisa. Los jóvenes corrieron a atacarlos antes de que llegaran un soldado aviso, pero el pato le corto la garganta y el tigre le corto cabeza a otro los otros soldados empezaron a disparar las luces de las balas iluminaban la sala y el pato agarro un cuerpo como si fuese un escudo mientras el tigre corrió por la pared y le corto la cabeza a dos, luego el pato lanzo el cuerpo y le dio a un soldado que cayó al suelo en ese preciso momento el pato clavo su cuchilla en la cabeza y corto el abdomen con fuerza para corta el chaleco antibalas a uno que se le abalanzó mientras sus intestinos brotaban del corte los jóvenes siguieron atacando hasta que dejaron de salir soldados los pasillos quedaron en un silencio sepulcral, roto solo por el eco de su propia respiración agitada y el goteo de sangre en el suelo de piedra lisa.
—?Estás bien? —preguntó el joven con ropa rojiza mientras limpiaba su katana en la ropa de uno de los soldados caídos.
—Sí, fueron muchos —dijo mientras activaba el mecanismo para guardar su cuchilla.
Los jóvenes se tiraron en el suelo y sacaron los dulces que le compraron al aldeano de otra nación el pato se comió el suyo rápida mente, pero su amigo dio solo un mordisco y se lo quedo mirando.
—?Te vas a comer eso? —preguntó el joven con ropa elegante viendo su dulce.
—No, no me gusto, te lo regalo —dijo él mientras extendía la mano para darle el dulce.
—Gracias —dijo el pato y se comió sus pastelillos de arroz de un bocado.
El joven con aspecto de tigre coloco la mesa de trabajo y con harina levadura y queso hizo un pan después quito la mesa y luego camino intentando no tropezar con los cuerpos, se los quedo mirando y luego los movió hacia atrás del pasillo y se sentó a hablar con su amigo.
Mientras el joven con aspecto de tigre y Jerónimo descansaban en medio de los pasillos, el sonido de un pesado crujido resonó a través de las paredes. Un viento frío y cortante comenzó a soplar, agitándoles la ropa y haciendo que el ambiente se volviera aún más inquietante. De repente, el suelo tembló levemente de manera rítmica, como si algo grande se acercara.
—?Escuchaste eso? —dijo el joven con pelaje dorado, poniéndose de pie de inmediato y mirando alrededor con una expresión tensa.
El joven con forma de pato se levantó también, activando el mecanismo de su cuchilla. Sabía que el silencio antes de una batalla era siempre el más peligroso y unos ojos rojos alumbraron desde la oscuridad.
La criatura dio un grito gutural y se lanzó hacia los jóvenes y ellos, saltaron a los lados mientras él los atacaba con un pu?o metálico que rompió el suelo y tiro rocas y polvo por todos lados, Jerónimo ataco a su espalda, pero su cuchilla reboto y Jerónimo salto hacia atrás antes que lo golpearán.
—Ya está —dijo Jerónimo sacando una pistola y disparando un tiro limpio en la frente.
El monstruo con cara de aldeano lo miro mientras se reía con una mueca diabólica, pero el tigre salto y le enterró la katana en las partes sin metal de la armadura, esta soltó un brillo y toda la sangre del monstruo salió a chorros y después de unos segundos cayó al suelo.
—Ya está —dijo el tigre suspirando.
Pero con un rápido movimiento el monstruo lo agarro desde la pierna y lo azoto contra el suelo agrietando el piso y el joven con aspecto de tigre soltó un grito desgarrador, el monstruo se puso de pies mientras el reactor de su pecho brillaba de color rojo mientras se escuchaba un sonido de motor.
—?estás bien?
—??Cómo sigue vivo?!, ?no tiene sangre! —dijo el joven con ropa rojiza mientras tosía sangre. —Mantenlo a raya mientras tomo algunas pociones.
El monstruo con rostro de aldeano cargo contra el joven con traje elegante y este disparo un disparo a la cabeza que lo hizo tambalearse y el joven pato ataco con su cuchilla al monstruo en el cuello mientras el tigre bebía algunas pociones.
—Usa la katana y ataca a su reactor —dijo Jerónimo mientras saltaba hacia atrás mientras esquivaba un ataque del monstruo.
El joven con katana salto y a punto de realizar una estocada al reactor activando el brillo de su katana, pero el monstruo con aspecto de cíborg tiro un rayo rojo desde el reactor que quemo al joven tigre y lo saco despedido por los aires.
—Lánzame una poción de regeneración, ?me estoy quemando! — pidió con desesperación el joven con aspecto de tigre.
Jerónimo tiro la poción de regeneración y su amigo la recibió, pero recibió un pu?etazo que lo hizo gritar, pero enterró su cuchilla en la pared y se paró en esta.
—Luego me tocara afilarla —suspiro el pato.
El monstruo cargó contra él, pero antes que su oponente conectara el golpe el joven con aspecto de pato disparo a su reactor el monstruo quedo paralizado y soltando chispas.
—?Se acabó? —Preguntó el joven tigre.
Pero luego dejo de tirar chispas y ataco Jerónimo como si su mano fuese un garrote y lo tiro contra la pared.
—Estoy bien, distráelo hasta que le pueda disparar un tiro en el reactor y luego usa la habilidad mágica de tu katana en él —explico Jerónimo.
—Está bien.
El joven con aspecto de tigre esquivó pu?o y salto en su mano corto el cuello y salto y corto la mitad del cráneo y corto sus ojos el monstruo se gritó y se tapó los ojos con las manos.
—?Dispárale, ahora! —grito el joven con ropa rojiza.
Jerónimo disparó y su amigo estacó el reactor con su katana activo la luz y litros de refrigerante y combustible salieron a chorros del reactor, el monstruo grito y comenzó a moverse erráticamente para después quedarse quieto.
—Ahora si se acabó —dijo Jerónimo.
—Sigamos explorando, sígueme.
Los jóvenes caminaron silenciosamente mientras se escuchaban personas hablando y otras gritando ellos siguieron avanzando mientras el olor de reacciones químicas colmaban sus narices y llegaron a una zona donde había una bifurcación de los pasillos.
—?Adónde vamos? —pregunto Jerónimo.
—A la derecha.
—Tú como conoces este lugar.
—“déjà vu”.
Los amigos siguieron avanzando hasta llegar a una sala con una gran cantidad de cápsulas la mayoría abiertas.
—?Qué hacemos aquí?.
—Pensé que sería un buen lugar para escondernos y saber qué está pasando —respondió el joven con aspecto de tigre.
Ellos pasaron por cada cápsula y notaron que cada una tenía una inscripción con un nombre hasta que Jerónimo se detuvo en una.
—Este nombre es de un amigo que desapareció hace dos a?os.
—?Sergio González? —
—Sí.
—Puede ser cualquiera.
—La edad en la cápsula concuerda con la fecha en que desapareció —dijo Jerónimo seriamente.
—Abrámosla entonces.
—?Seguro? —preguntó el joven con aspecto de pato antropomórfico.
—Es la numero treinta, yo creo que sí.
El joven con aspecto de tigre humanoide escribió algunos comandos en la consola y empezó un conteo.
—?Para qué es el conteo?.
—Si lo despertamos rápidamente su cuerpo no funcionará de forma correcta.
—?Cómo sabes eso?
Su amigo se quedó en silencio hasta que se escucharon unos ruidos y aparecieron una foca humanoide con un bigote y un ciervo humanoide.
—Escondámonos detrás de la cápsula —él corrió y se agachó detrás de la cápsula y su amigo lo siguió.
—?Quiénes son? —Pregunto Jerónimo.
—Según su voz, la mafia rusa.
—“Watafak” —Dijo Jerónimo sin acento.
La cápsula se abrió, pero los mafiosos estaban distraídos.
—Parece una oveja.
—Si.
—Sal con él, yo los alcanzo —dijo el joven tigre.
Jerónimo salió con su amigo aún adormitado mientras su amigo se quedaba allí y sostuvo su espada y grito, el mafioso en forma de foca activo un botón y se abrió una compuerta en el piso con la cual escapo, pero el joven con ropa rojiza ataco al que tenía aspecto de alce y le clavo la katana en el abdomen.
—Siempre fuiste mi proyecto más grande —empezó el alce con acento ruso. —Lástima que no te pude seguir trabajando.
—??Porque dices esto!?.
—Tengo la última actualización —dijo mientras le entregaba una pastilla. —Nunca quise trabajar aquí ni hacer lo que hice.
—?Qué quieres decir? —Pregunto mientras sostenía la espada.
—Estoy contra la mafia, desarrolle una píldora que aprovecha el poder de la estrella del nether que los puede ayudar para derrotar a la mafia —y le entrego unos planos .El joven tigre se fue mientras tragaba la pastilla que le dio el científico sintiendo que sus heridas se curaban rápidamente.