home

search

El despertar

  Un rayo de sol se colaba entre las cortinas de una habitación desordenada. En la cama, un chico de secundaria dormía profundamente, enredado entre las sábanas, hasta que una voz familiar rompió la calma.

  —?Ryu, despierta! ?Se te va a hacer tarde para la escuela! —gritó su madre desde el otro lado de la puerta.

  Ryu Tatzuki se removió bajo las cobijas, soltando un leve quejido.

  —Ya voy… —murmuró con voz somnolienta.

  Con pesadez, se levantó de la cama, se puso el uniforme a toda prisa y bajó las escaleras directo a la cocina, donde su madre lo esperaba con el desayuno servido.

  —Oye, mamá… —dijo mientras se sentaba—. ?Dónde está papá?

  —Salió temprano a trabajar —respondió Akane mientras revolvía una olla en la estufa.

  —?Volverá pronto?

  —No lo sé —suspiró—. Pero ahora come rápido, que ya es tarde.

  —Está bien…

  Ryu comió en silencio, tomó su mochila y se dirigió a la puerta.

  —Nos vemos después, mamá.

  —Cuídate mucho, Ryu.

  Salió de casa y comenzó a caminar hacia la escuela. El cielo estaba despejado, y la brisa de la ma?ana era fresca. Después de unos minutos, llegó a su destino: la Escuela Secundaria Tochikawa.

  En la entrada del edificio, varios estudiantes charlaban animadamente. En una esquina, vio a sus amigos de siempre reunidos: Haruto, Ren, Daiki y Ryota.

  Ryu se acercó con una sonrisa.

  —?Hola!

  —?Ey! —saludó Ren—. ?Todo bien, Ryu?

  —?Cómo has estado? —preguntó Ryota.

  —Estoy bien, gracias por preguntar.

  Ryu miró a Haruto y le dio un gesto amistoso con la mano.

  —Oye, Ryu —intervino Ren—, ?qué tienes pensado hacer después de clases?

  —Pues… pensaba volver a casa. ?Por qué?

  —Mis padres me compraron una consola nueva. ?Podríamos ir a mi casa a jugar!

  —?Me apunto! —exclamó Daiki.

  —Yo también —a?adió Ryota.

  —?Yo igual! —dijo Haruto con entusiasmo.

  Ryu rió con suavidad, pero negó con la cabeza.

  —Lo siento, chicos. Hoy no podré. Tengo que hacer algunas cosas en la ciudad.

  —Siempre dices eso —bufó Haruto.

  —Ocupado de nuevo, como siempre —a?adió Daiki.

  —Eso ya lo dijiste —se burló Ryota.

  —Está bien —Ren suspiró—. Otro día que no estés ocupado, entonces.

  —Sí, otro día. Por ahora, entremos. No quiero llegar tarde.

  —Entonces vamos —asintió Haruto—. El profesor debe estar esperándonos.

  Los chicos caminaron juntos por el pasillo principal y se dirigieron al salón de clases. Al entrar, vieron al profesor ya sentado en su escritorio.

  —Llegamos justo a tiempo —comentó Ryu mientras tomaba asiento.

  La clase comenzó. Los estudiantes tomaron asiento mientras la rutina escolar se ponía en marcha, como cualquier otro día… Pero Ryu no sabía que esa jornada, tan común en apariencia, marcaría el inicio de algo que cambiaría su vida para siempre.

  Todo transcurrió con normalidad hasta que el agudo timbre del almuerzo sonó, interrumpiendo la tranquilidad del aula. Ryu y sus amigos se pusieron de pie y salieron del salón rumbo a la cafetería.

  Era la hora del almuerzo, y el grupo se encontraba reunido en el comedor escolar, disfrutando de sus bandejas entre bromas y conversaciones cotidianas. Todo parecía normal… hasta que, de repente, los teléfonos de todos comenzaron a vibrar al mismo tiempo.

  Notificación de emergencia: Se ha detectado una criatura desconocida en la ciudad. Se solicita la evacuación inmediata.

  Por unos instantes, toda la escuela quedó sumida en un silencio inquietante. No se escuchaban risas, ni pasos, ni voces. Solo el leve zumbido de los teléfonos aún encendidos.

  Ryu tragó saliva. Una extra?a mezcla de curiosidad y miedo comenzó a apoderarse de su pecho, como si algo desconocido estuviera a punto de suceder.

  Ryu fue el primero en mirar su pantalla, frunciendo el ce?o.

  —?Vieron la noticia? —preguntó, levantando la vista hacia los demás.

  —Sí… —respondió Ren, algo inquieto—. Me pregunto qué clase de criatura será.

  —Debe ser algo muy peligroso si están pidiendo evacuar toda la ciudad —comentó Daiki, dejando sus palillos sobre la bandeja.

  —?Y si vamos a investigar? —sugirió Haruto, con una chispa de emoción en los ojos.

  Ryota alzó una ceja, claramente en desacuerdo.

  —Eso es peligroso.

  Haruto sonrió con confianza.

  —No te preocupes. Solo vamos a echar un vistazo, nada más. Ver qué clase de criatura es y regresamos.

  —Está bien, pero si algo sale mal… será tu culpa —gru?ó Ryota, cruzándose de brazos.

  —Esto es una mala idea —dijo Ren, mirando a Ryu.

  —Concuerdo… —respondió Ryu con un suspiro. Pero en el fondo, una parte de él también sentía curiosidad.

  —Bueno, entonces vayamos a la ciudad a investigar —dijo Daiki con una sonrisa nerviosa, poniéndose de pie.

  Así, sin imaginar lo que les esperaba, los cinco amigos salieron rumbo a lo desconocido.

  Al llegar a la ciudad, el panorama que encontraron los dejó sin aliento. Varios autos estaban volcados o completamente destrozados, con vidrios rotos esparcidos por el pavimento. Algunos edificios tenían marcas profundas de garras y golpes, como si una bestia gigantesca los hubiese embestido sin piedad.

  El grupo se detuvo en seco, mirando la escena con rostros tensos.

  —?Qué demonios pasó aquí…? —murmuró Ren, con la voz apenas audible.

  —Esto es grave —a?adió Daiki, frunciendo el ce?o.

  —Deberíamos irnos —dijo Ryota, dando un paso hacia atrás.

  —Ryota tiene razón —asintió Ryu—. Esto puede ser muy peligroso.

  Pero Haruto dio un paso al frente, sin apartar la vista de la calle más adelante.

  If you spot this tale on Amazon, know that it has been stolen. Report the violation.

  —Solo quiero ver a esa criatura, y nos iremos. Esperen… ?eso son personas?

  Todos giraron la cabeza en la dirección que se?alaba. Un grupo de civiles corría despavorido por la acera opuesta.

  —Parece que están huyendo de algo… —dijo Ryu en voz baja—. ?Pero de qué?

  —De la criatura misteriosa, obviamente —respondió Haruto, con un brillo de nerviosismo disfrazado de emoción.

  Haruto se inclinó hacia Ren con una sonrisa traviesa en el rostro.

  —?Vamos, solo es un vistazo! ?Qué podría salir mal? —dijo con ese tono que siempre significaba “esto va a terminar mal, pero igual lo haré”.

  —Está bien —dijo Ren con firmeza—. Solo veremos a la criatura y nos iremos. ?De acuerdo?

  —De acuerdo —respondió Haruto con un leve asentimiento.

  Ren frunció el ce?o mientras observaba el caos a su alrededor. El temblor de sus manos delataba su nerviosismo, pero su voz sonó firme.

  —Esto no es normal… —murmuró, apretando los dientes—. No podemos actuar como si fuera un juego. Debemos pensar con claridad… actuar con cabeza.

  Ren se adelantó unos pasos, con el ce?o fruncido y la mirada alerta. Su voz cortó el silencio con una autoridad inesperada.

  —Ryota, Daiki… ustedes vayan al frente —dijo con decisión, se?alando la calle vacía—. Ryu y yo cubriremos la retaguardia.

  El viento soplaba con fuerza, como si la ciudad entera contuviera el aliento ante lo que estaba por venir.

  Ryu no respondió. Sus ojos recorrían cada rincón de la calle desierta, como si su instinto intentara advertirle algo.

  Algo estaba a punto de salir de la nada…

  Y lo hizo.

  El estruendo de pasos apresurados retumbó por la calle. Un grupo de personas irrumpió en escena, frenando bruscamente frente a Ryu y sus amigos. Sus rostros estaban pálidos, los ojos desorbitados por el terror, y todos se?alaban con dedos temblorosos hacia la esquina más oscura del cruce.

  —?Ahí viene! ?Está viniendo! —gritó uno de ellos, su voz cargada de desesperación.

  La atmósfera se tornó densa, casi irrespirable, cuando una figura emergió de entre las sombras. Era imponente. De más de dos metros de altura, su cuerpo musculoso estaba cubierto de una piel roja como la sangre fresca. Dos enormes cuernos se curvaban hacia atrás desde su frente, y sus ojos brillaban con un fulgor demoníaco, como carbones encendidos. Cada paso que daba hacía vibrar la tierra.

  Ryu sintió un escalofrío recorrerle la espalda.

  —?Q-qué… es eso? —balbuceó, petrificado.

  —No tengo idea… —murmuró Haruto, tragando saliva con dificultad.

  —Parece un demonio… —a?adió Ren, sin poder apartar la mirada de la criatura.

  —?Pero los demonios no existen? ?Qué clase de locura es esta? —gritó Ryota, dando un paso atrás.

  —Real o no, está justo frente a nosotros —dijo Daiki, la tensión marcando su voz—. Y dudo que venga con buenas intenciones.

  —Tiene razón… —musitó Ryu, retrocediendo—. ?Tenemos que salir de aquí!

  Sin esperar más, todos echaron a correr calle abajo. La adrenalina les impulsaba las piernas. Pero no llegaron lejos.

  Un rugido ensordecedor los detuvo. El aire pareció estallar a su alrededor, y una onda de choque los barrió como hojas en el viento. Cayeron al suelo uno tras otro, aturdidos por la fuerza del sonido.

  El demonio los observaba con una sonrisa maliciosa, y su mirada se clavó en Daiki, que luchaba por ponerse de pie.

  —?Daiki! —gritó Ryu, viendo cómo la criatura se lanzaba hacia su amigo.

  Actuó sin pensar. Corrió hacia él y lo empujó con fuerza fuera del camino. Un instante después, el demonio lo alcanzó con un golpe demoledor que lo lanzó contra una pared. El impacto fue brutal. Sintió cómo el aire se le escapaba por completo, y el mundo giró a su alrededor en una espiral de dolor.

  Desde el suelo, Ryu vio a sus amigos titubear.

  —?Corran…! —gritó Ryu con todas sus fuerzas, su voz temblando por el dolor—. ?Yo me lo llevaré lejos de aquí!

  Se tambaleó sobre sus pies ensangrentados, el cuerpo al borde del colapso, pero sus ojos ardían con determinación.

  El demonio rugía tras él, implacable.

  —No miren atrás… ?váyanse ya!

  Aunque su cuerpo gritara por rendirse, su alma no lo permitiría.

  Ryu tragó saliva y alzó la vista. El demonio aún estaba allí, mirándolo con una sonrisa torcida. Su cuerpo temblaba, pero no podía permitirse caer.

  —Vamos… —murmuró, apretando los pu?os.

  Se lanzó hacia él, descargando una ráfaga de golpes sobre su torso. Uno tras otro, sin pausa… pero fue inútil. Era como golpear una muralla. La criatura ni siquiera se inmutó.

  Soltó una risa ronca, y de un manotazo, arrojó a Ryu contra el suelo como si fuera un trapo viejo.

  Entonces, comenzaron los verdaderos golpes.

  Pu?etazo tras pu?etazo. Patadas. Golpes brutales que lo aplastaban contra el pavimento. Su sangre se mezclaba con el polvo, y su cuerpo no era más que un cúmulo de moretones y heridas abiertas. Finalmente, el demonio levantó su brazo y lo hundió directamente en el pecho de Ryu.

  Todo se detuvo.

  El aire abandonó sus pulmones. El dolor era inimaginable. La vista se le nubló, y apenas podía escuchar nada más que el latido irregular de su corazón.

  Un rugido salvaje retumbó en sus oídos.

  Ryu apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de sentir el impacto. El pu?o del demonio lo atravesó como una lanza ardiente, incrustándose directo en su pecho.

  —??Aaaaghhh!! —el grito brotó de su garganta, desgarrado, inhumano.

  La sangre salpicó el aire, caliente, espesa… roja como el atardecer que nunca llegaría.

  Sus piernas flaquearon. Su visión se tornó borrosa.

  —M-mi… pecho…

  Cayó de rodillas, jadeando. El dolor era indescriptible. No solo físico. Había algo más, algo que se agitaba dentro de él.

  Sus dedos temblorosos tocaron la herida. Estaba sangrando. Mucho. Demasiado.

  —Esto… no puede estar pasando…

  Sus ojos se clavaron en el demonio frente a él. Aquel ser lo miraba con crueldad… y algo más. ?Miedo?

  Pero justo cuando parecía que todo se acabaría…

  Algo despertó.

  Sus ojos se abrieron de golpe, y en ellos ardía una luz escarlata. Una energía oscura comenzó a emanar de su cuerpo, como una sombra viva que lo envolvía con violencia. De su cabeza brotaron cuernos negros, y su cuerpo fue cubierto por una armadura de oscuridad que latía con vida propia. Ryu sintió miedo. Confusión. Pero ya era tarde. La oscuridad lo había consumido.

  Sus ojos, ahora completamente rojos, no mostraban pupilas. No mostraban humanidad.

  El demonio retrocedió, desconcertado. Su instinto le decía que algo había cambiado… que algo mucho peor había despertado.

  Y tenía razón.

  Ryu desapareció de su vista por un segundo. Luego, su pu?o estrelló al demonio contra un edificio cercano. Lo atravesó como si fuera de papel. No le dio tiempo a reaccionar: apareció frente a él y desató una tormenta de golpes. Cada impacto retumbaba como un trueno, y el monstruo era incapaz de defenderse.

  Con un rugido inhumano, Ryu lo elevó por los aires y lo estampó contra el suelo.

  La criatura ya no tenía oportunidad.

  Pero entonces… un destello dorado cruzó el aire. Una esfera de energía impactó contra Ryu, haciéndolo retroceder varios pasos.

  Gru?ó. Sus ojos brillaron aún más cuando se giró hacia la fuente del ataque.

  Una figura encapuchada se alzaba entre las sombras. Levantó una mano, y un rayo dorado cayó del cielo, golpeando al demonio y dejándolo inconsciente al instante. Luego, sin vacilar, se lanzó contra Ryu.

  —?Raaah! —rugió él, chocando contra el nuevo enemigo.

  —Eres fuerte —dijo la voz de la figura. Era femenina, suave, pero firme—. Pero yo… soy más fuerte.

  Otro rayo cayó del cielo, golpeando a Ryu con una fuerza descomunal. A pesar del impacto, se resistía. Avanzaba, gru?ía, como si no pudiera detenerse… hasta que finalmente, su cuerpo cayó pesadamente al suelo.

  Inconsciente.

  La oscuridad comenzó a disiparse. Los cuernos se deshicieron en humo, y sus ojos recuperaron su brillo humano. Cubierto de heridas, Ryu yacía inerte.

  La figura encapuchada se acercó con pasos seguros. Con lentitud, retiró la capucha.

  Debajo de ella, había una chica. Su mirada era severa, decidida. En sus ojos brillaba un poder antiguo, incomprensible.

  —?Así que eres un simple humano… con el poder de un demonio? —murmuró con una sonrisa enigmática, mientras sus ojos brillaban con una mezcla de curiosidad y amenaza—. Qué interesante…

Recommended Popular Novels